El maquillaje busca favorecer las facciones, por lo que acentuará ciertos rasgos y atenuará otros. En la mujer, procurará engrandecer los ojos y empequeñecer la nariz, pues ambos detalles son tenidos por bellos en la sociedad occidental.
Presentando en diversas texturas, que van del polvo compacto al líquido, el uso del maquillaje requiere una especial técnica.
Dejando a un lado las prácticas de caracterización dramática, los elementos básicos de una sesión de maquillaje son los siguientes: limpieza e hidratación del cutis, aplicación de la base de maquillaje o fond de teint, uso de polvos para eliminar los posibles brillos, sombreado de los párpados en dos o más tonos de color comenzando por el más claro hacia las pestañas, aplicación de una máscara negra o de otro color para las pestañas, difuminado del colorete en las mejillas, uso de lápices o pinceles delineadores que resalten los perfiles de labios, cejas y ojos (eye liner), y, por último, empleo de la barra de labios en una o más tonalidades.
Lógicamente, se trata aquí del maquillaje femenino, pues en el caso de ser hombres los maquillados, el proceso se vería reducido sensiblemente.
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